sábado, 11 de abril de 2020

COVID19: La transición pedagógica de la docencia universitaria hacia el modo online (IV-2):

La evaluación (2)

Este post se irá actualizando continuamente. Por tanto, le sugerimos que vuelva y lo refresque con frecuencia, en el supuesto de que le interese.
Es la continuación de una serie que comenzó aquí. Y proseguirá.

Se puede completar con los materiales depositados en este enlace, que son su referencia.

Coronavirus: 14 simple tips for better online teaching

Esta idea, de que no se debe impedir a los alumnos la posibilidad de ser evaluados y, en su caso, de que sean acreditados su logros, habilidades y competencias, sea cual sea la situación, viene avalada además por unos  principios de naturaleza empírica con una consistencia innegable.

Recordemos una investigación seminal, ya clásica, que siempre cito, como fundamento del mastery learning, y en ella el conocido como “Problema de dos sigmas”, de Bloom.

Benjamín Bloom es conocido por su taxonomía, que supuso un gran avance en el estudio de los tipos de dominio cognitivo o niveles de aprendizaje. Fue un gran avance en efecto para el estudio de niveles y características de ámbitos cognitivos sobre todo.

Sin embargo hay un trabajo no menos importante. Se trata de The 2 Sigma Problem: The Search for Methods of Group Instruction as Effective as One-to-One Tutoring.

La investigación está descrita en los documentos originales y su explicación simplificada la hago en varios trabajos.

De ella destaco, entre sus conclusiones, la información del cuadro siguiente. En él se describe, para los grupos de contraste que se establecieron, el efecto de las variables más importantes que influyen en el aprendizaje. La intensidad y alcance del efecto los describe mediante la ponderación de cada factor y con la indicación, en columna segunda, del percentil de cada factor, a qué porcentaje de alumnos influye.


Así vemos que la tutoría (realizable hoy día, casi con las mismas garantías que la presencial, con medios telemáticos) tiene una ponderación de 2.00 y que afecta hasta a un 98% a los estudiantes en el rendimiento. Mientras que el ambiente de clase, la interacción directa con el profesor en modalidad de clase expositiva, tiene una ponderación de 0.60. Observemos que es menor incluso que el trabajo en casa (eso que en nuestro país, de manera  impropia y estigmativamente, se llaman deberes) que pondera el 0.80. El ambiente de clase afecta hasta a un 73% de los estudiantes (percentil 73), mientras que la tutoría afecta al 98%. ¡Hay un 25% de diferencia!

Todo ello, es decir el uso adecuado de todas las modalidades que suponen estas variables, puede hacer que la casi totalidad de alumnos puedan aprender si se establecen las condiciones adecuadas.

Tanto es así que podemos decir que una forma de instrucción, de organizar la educación, que utilice la metodología de Mastery learning puede aumentar la curva de rendimiento en dos desviaciones típicas (2 sigmas) en un caso extremo (en la metodología de uno por uno, un alumno por profesor, es decir la mentorización. Que tradicionalmente ha sido una opción utópica, pero no ahora que puede ser telemática y con profesores aasistentes). Sin llegar a ese extremo la ganancia de la curva de aprendizaje puede ser de una sigma, para el caso de Mastery learning,  con respecto a la metodología tradicional (expositiva con exámenes):



En esta investigación seminal, Bloom obtuvo que la influencia en el aprendizaje no proviene solo de las clases, sino que se distribuye según los casos o los perfiles de aprendizaje de los estudiantes de una forma muy variada.

Por tanto un porcentaje muy grande de alumnos puede aprender considerablemente aún en condiciones de que no haya clases presenciales. Si no ofrecemos las evaluaciones a esos alumnos les quitaríamos la posibilidad de validar y acreditar ese aprendizaje.

Hay incluso alumnos que obtienen un considerable aprendizaje sin el concurso de las clases de forma habitual. A estos también se les quitaría esa oportunidad.

De manera que, si se suspenden las pruebas o cualquier otra evaluación, estaríamos restando posibilidades a un porcentaje muy alto de estudiantes y lo que desde el punto de vista social es más grave la marcha del progreso de la investigación y en el desarrollo del país. Repetimos una vez más, no se pueden pedir avances en las investigaciones para la vacuna del coronavirus y estar pidiendo por otro lado que se interrumpe el proceso que conduce a esa y a otras investigaciones en un año y los efectos derivados.


En este planteamiento no podemos olvidarnos de las consecuencias negativas del cierre de las escuelas según la UNESCO Unesco:

Tendencia al incremento de las tasas de abandono escolar: Es muy difícil lograr que los niños y jóvenes regresen a la escuela y que permanezcan en el sistema cuando los centros escolares vuelven a abrir. Es algo que sucede en particular tras cierres prolongados.

Un enunciado de este tipo está avalado por expertos y estos a su vez por investigaciones sobre la relación que se establece entre interrupción y abandono escolar. Como podemos ver en este estudioéste o éste. Sin discriminar en niveles.

Una razón frecuente que se alega para suspender las pruebas es que “los chavales están perdidos”. Obviamente están perdidos aquellos alumnos que están entrenados para superar unos estándares, y lo están desde el momento en que se modifican las condiciones del entrenamiento o de los estándares. En ese momento surge el desconcierto. Pero eso no es una consecuencia de la evaluación, es una consecuencia, negativa, de una educación basada en estándares y en la superación de esos estándares, pero no de una educación para el rendimiento y el logro personal. Ese conflicto más tarde o más temprano tendría que salir. La pandemia, como en tantas disrupciones, ha sido el catalizador. Lo que ha hecho ha sido acelerar, en este caso abruptamente, el proceso. Los logros son consustanciales a las habilidades a desarrollar, no a las pruebas a las que van a ser sometidos para superarlas y para lo cual han estado entrenándose esos alumnos.

Por el contrario, a los estudiantes, que o bien han estudiado con una ayuda adecuada, como se ve en la tabla de variables de Bloom o bien por otros medios, están capacitados porque han trabajado de una forma no dependiente de la mecánica del proceso, se le dan las condiciones adecuadas, deben de ofrecérselo opciones para poder manifestar esos logros y sus condiciones para poder seguir su progreso en el itinerario formativo. 

Otra cuestión son los que lamentablemente centran la cuestión en la mecánica del proceso, en un entrenamiento para superar estándares. En este caso, en condiciones como las actuales, cuando se varían sustancialmente las condiciones, cunde el estrés y lo mejor es que no se presenten hasta haber conseguido la seguridad que supone el dominio. Pero el hecho de que esto ocurra a algunos alumnos, incluso el que esto ocurra a la mayoría no debiera en ningún caso una imposición para todos, sobre todo para las expectativas vitales de los que incluso en esta situación, o quizá por ella se sientan capaces o incluso estimulados.

Además, como hemos dicho que ponen de manifiesto las recomendaciones de la UNESCO sobre las consecuencias negativas de la suspensión de clases y de otras actividades lectivas, y ponen de manifiesto numerosos estudios, psicológicamente este estrés favorece condiciones para abandonos masivos. Por tanto las alternativas que se propongan deberían ser graduales y adaptadas para los distintos perfiles de alumnos. Opciones que pueden ir desde tareas diseñadas para la situación de cada uno, restando importancia a la presentación a las pruebas, hasta ofrecer condiciones , aprovechando la tecnología, para que los alumnos que se sientan en condiciones de manifestar sus logros lo hagan. Y para validarlos, sin que esas condiciones supongan bajar el nivel, es decir sin merma del dominio en el aprendizaje sobre sus pares. Hemos de decir que el gran reto, la gran novedad es que la comunidad, los alumnos, los padres, la familia, deposite una gran confianza en profesores y en tutores, en su capacidad y en su profesionalidad para discernir el dominio, de igual forma que a los médicos se les supone un "ojo clínico" para discernir por esquemas complejos y difíciles de explicar el estado de salud de sus pacientes.

Estamos hablando de que esto supone un pacto tácito, que ojalá las condiciones de esta situación traigan como valor añadido para el futura. Un pacto tácito de confianza en el papel del profesor como autoridad capaz de validar la maestría d ellos alumnos y el otorgamiento de su acreditación. Si así fuera esto se podría hacer con mecanismos elementales tecnológicamente como pueden ser entrevistas mediante videoconferencia o validación de pruebas de conocimiento o de habilidades por este mismo método, videoconferencia mediante Zoom, Hangout, Skipe, etc. 

Como precedente esto lo hicimos en 2001-2003 en un postgrado de   especialista  universitario  de educación  abierta  y  a  distancia  a  través  de Internet, que tenía  como  objetivo  capacitar  para  la  docencia  y  la organización  de  estudios  en  las  modalidades  de  educación  abierta  y  a  distancia  a  través  de redes,  impartido  y organizado desde  el  año  2001    por  el  Departamento  de Psicologia  Evolutiva  y  de  la  Educación  de  la  Universidad  de  Murcia.  En  las  dos  ediciones  concluidas  en la época del artículo todas  las  actividades  se    realizaron  exclusivamente  a  distancia  a  través  de Internet  y  de  videoconferencia  RDSI.



Otro tipo de validación de habilidades la realizamos en un curso investigativo en Alcalá.

En cualquier caso, la validación o la acreditación de aprendizajes o de habilidades es una parte más de todo el proceso de evaluación en el contexto de diseño instruccional donde forma un todo holístico con resultados de aprendizaje, actividades y metodología docente, incluida entrega de recursos y de ayuda.

En todo caso para concluir con el tema de la EBAU y centrarnos en puntos de vista más sustantivos, habría que deslindar aspectos relativos a la evaluación normativa, la evaluación por estándares y determinadas componentes propias de la época y de la sociedad anterior, la industrial (ver libro) y que ahora se visibiliza en su tránsito con el COVID19 como tantas otras cosas. Así:

¿Hasta qué punto los alumnos no se presentan para subir la nota media presionados por el entorno familiar y social?

¿Por qué, si el fin no es asegurar unas competencias mínimas para el ingreso en la universidad, no se contemplen distintas opciones más adaptativas?

¿Qué van a hacer en países con más experiencia en combatir el COVID19 u otras experiencias similares anteriores de interrupciones, por ejemplo Israel, Singapur, etc. Ya me he puesto en contacto con mis colegas de allí autores y miembros delos consejos de la revista?

¿Está entre las posibles opciones que se contemplen una posible EBAU virtual, o con alguna componente virtual?, ¿cuál sería?

Esto estaría muy bien, pero la infraestructura hay que planificarla y, más allá, armarla pedagógicamente ¿cómo se evalúan competencias, en consonancia con lo actual, de esta forma? ¿es ello posible? ¿qué habría que cambiar?

Estoy recibiendo testimonios muy buenos, ejemplares y con un diseño muy depurado y adaptado a las actuales circunstancias, pero son sesgados porque proceden de un sector próximo a la modalidad online. Sin embargo, cuando he indagado por otro lado, amigos y familiares y sobre todo sus hijos he descubierto que hay un gran vacío. Muchos profesores se limitan a dar clases expositivas grabadas en vídeo o a través de webinar, hangouts, u otro tipo de video conferencias. E incluso algunos que se limitan a enviar Power Points. No es criticable, es una manifestación de lo que está pasando y de cuál es el nivel de competencia digital docente de los profesores. El nivel de capacitación es muy incipiente. Y sobre todo carente de una evaluación real.

Hay pues un modelo conceptual y cultural de la EBAU y también por qué no decirlo de la enseñanza online convencional. Existen esquemas muy consolidados de la función y representación social de la Universidad y del acceso. Dentro de la gravedad y del colosal trastorno que supone el COVID19, como dice un proverbio oriental, hay una oportunidad. En este caso es que la necesidad fuerce la creación de un modelo de evaluación alternativo que aproveche las potencialidades adaptativas que ofrece la tecnología. No podemos esperar a la próxima epidemia o a otra crisis con los exámenes remotos hechos con vigilancia como alternativa de evaluación.

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